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Ni el Prior Provincial ni el Capítulo Provincial pueden eximir totalmente a ningún fraile de la sujeción al superior local.
Ni el Prior Provincial ni el Capítulo Provincial pueden eximir totalmente a ningún fraile de la sujeción al superior local.
Si fuere necesario para el bien de la Orden o de la Iglesia el confiar a un fraile una misión determinada en la que incluso haya notable peligro de la vida, esto no se haga nunca sin consultarle a él. En estos casos el superior debe actuar con gran prudencia, debidamente informado y oído el parecer de algunos frailes prudentes.
Recíbase con afabilidad a los huéspedes, y tráteseles con benignidad y caridad.
Para los frailes que se separaron de nosotros, nuestro amor, confiando en la misericordia de Dios, ha de mostrarse en la benevolencia y en las ayudas correspondientes.
Nuestra comunión abarque con especial solicitud a los frailes que trabajan en tribulación.
Los frailes ancianos o más débiles de salud tengan en el convento un lugar adecuado para que puedan participar en la vida común. Que se les ofrezca también un cuidado conveniente y puedan recibir visitas de sus parientes y amigos.
Cuiden atentamente los superiores que los frailes que, por razón del ministerio, moran fuera del convento de su asignación, puedan regresar a él con frecuencia y puedan ser visitados por otros. La comunidad recíbales con alegría, ayúdeles con premura, y tome parte en sus trabajos espiritualmente y con obras. Ellos, por su parte, ejerzan su ministerio como miembros de la comunidad, y participen de buena gana en las reuniones conventuales para nutrirse con el fervor apostólico de los otros, y, a su vez, puedan edificarlos a ellos.
Los frailes participen voluntariamente en las recreaciones comunes, donde se fomenta el conocimiento mutuo y la comunión fraterna.