La observancia regular
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Art. V
La observancia regular, asumida de la tradición por santo Domingo o innovada por él, ordena nuestro modo de vida en tal manera que nos ayuda en nuestro propósito de seguir más de cerca a Cristo, y a que podamos realizar con mayor eficacia la vida apostólica. Por lo que, para permanecer fieles a nuestra vocación, pongamos la mayor atención a la observancia regular, amémosla de corazón y esforcémonos en llevarla a la práctica.
Pertenecen a la observancia regular todos los elementos que constituyen la vida dominicana y que son ordenados mediante la disciplina común. Entre ellos destacan la vida común, la celebración de la liturgia y la oración secreta,1 el cumplimiento de los votos, el estudio asiduo de la verdad y el ministerio apostólico, a cuyo fiel cumplimiento nos ayudan la clausura, el silencio, el hábito y las obras de penitencia.
Para que nuestros frailes puedan entregarse mejor a la contemplación y al estudio, para que, además, se aumente la intimidad de familia y para que se manifiesten la fidelidad y la índole de nuestra vida religiosa, en nuestros conventos debe conservarse la clausura.
Para las salidas todos nuestros frailes necesitan permiso del superior, que puede ser general para un propósito determinado.
ordenación
Revision history
- Definitive ACG 2016 Bologna n. 265
- Secunda ACG 2004 Kraków n. 354
- Acceptata ACG 2001 Providence 2001 n. 473
Para un viaje largo o una ausencia prolongada, el fraile necesita permiso de su superior competente según las determinaciones del Estatuto de Provincia.
- Licentia ad longum iter ordinarie fiat in scriptis et exprimat terminum, causam et tempus
eius; frater presbyter habeat insuper litteras testimoniales sui superioris. - Superior localis, intra terminos a priore provinciali designatos, itinerandi licentiam dare potest.
- El fraile que haya de permanecer durante algún tiempo en territorio de una Provincia distinta de la suya, avise oportunamente al Provincial de esa Provincia, salvo siempre lo prescrito en el n. 137. Sin embargo, para que la estancia se prolongue lícitamente más allá de tres meses, necesita la licencia de dicho prior provincial.
- En los lugares en que tenemos convento, el fraile que está de viaje, en cuanto sea posible, acuda a él.
ordenación
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- Definitive ACG 2007 Bogotá n. 289
- Technice ACG 2007 Bogotá n. 289
- Acceptata ACG 1992 México n. 45
Si algún fraile permanece ilegítimamente por más de un año fuera de su convento, el Prior Provincial con su consejo discernirá acerca de la oportunidad de proceder según el CIC 696, 697 y 699.
- El silencio sea observado diligentemente por los frailes, sobre todo en los lugares y tiempos destinados a la oración y al estudio; pues es la defensa de toda la observancia, y contribuye sobre todo a la vida interior religiosa, a la paz, a la oración, al estudio de la verdad y a la sinceridad de la predicación.
- El silencio debe ordenarse con tal espíritu de caridad que no impida las conversaciones beneficiosas.
Las determinaciones sobre el silencio, lo mismo en cuanto al tiempo que en cuanto al lugar, deben ser hechas por el Capítulo Provincial y conventual, según la tradición de la Orden.
- La mesa de los frailes sea frugal, pero suficiente para sus necesidades.
- Todos los frailes que no se encuentren legítimamente impedidos coman en la mesa común.
- Más allá de las disposiciones de la autoridad eclesiástica competente, y teniendo en cuenta la tradición de la Orden, el Capítulo Provincial determine las formas y el tiempo del ayuno y de la abstinencia. El Capítulo conventual, por su parte, establezca las austeridades propias de la comunidad, sobre todo en el tiempo de cuaresma.
El hábito de la Orden consta de túnica blanca con escapulario y capilla blancos, capa y capilla negras y correa de cuero con rosario (cf. Apéndice n. 3).
Los frailes, en el convento, lleven puesto el hábito de la Orden como signo de nuestra consagración, a no ser que por justo causa el Prior Provincial determine otra cosa. Fuera del convento, y respetando las leyes eclesiásticas, obsérvese lo dispuesto por el Prior Provincial.
- La consagración religiosa y la vocación apostólica urgen a los frailes más que al resto de los fieles a negarse a sí mismos, a cargar con su cruz y a llevar en el cuerpo y en el alma la mortificación de Jesús, y de esta manera merecer para sí mismos y para los demás hombres la gloria de la resurrección.
- A imitación de santo Domingo «que viviendo en la carne caminaba en el espíritu y no sólo no realizaba los impulsos de la carne, sino que los hacía desaparecer,2 los frailes practiquen la virtud de la penitencia, sobre todo, observando con fidelidad todo lo que pertenece a nuestra vida.
- Corresponde a los Capítulos Provinciales y conventuales establecer nuevas formas de penitencia en armonía con las circunstancias de lugar y personas, tomadas del actual estilo de vida, sobre todo durante el Adviento y la Cuaresma.
- Los frailes individualmente añadirán también otras obras de mortificación para satisfacer más plenamente la función de la penitencia.
Para fomentar la observancia regular y la saludable enmienda de los frailes, pueden hacer correcciones los superiores, moderadores de centros de estudios y maestros de los frailes en formación.
- La magnitud de la transgresión se debe sopesar principalmente por el perjuicio ocasionado al bien común, y no por el pecado que tal vez lleve anejo.*
- Las principales penitencias son: cumplir algunas prácticas espirituales, sufrir algunas mortificaciones o privaciones, prestar alguna ayuda de utilidad común.