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- La formación de los frailes debe tender al desarrollo de sus cualidades humanas y de las virtudes cristianas, de tal forma que puedan practicar una vida verdaderamente dominicana y lleguen a ser aptos para participar, en el modo conveniente a ellos, en la vida y régimen de la comunidad.
- Hechos partícipes del apostolado de la Orden por su profesión, sean preparados los frailes para ejercer una adecuada acción apostólica, de tal forma que se hagan auténticos cooperadores en la misión de la Orden.
- Ya que de ordinario los frailes cooperadores son de índole diversa y sus actividades, dentro de la Orden, pueden ejercitarse de muchas maneras, es necesario proporcionarles una formación en consonancia con la capacidad de cada uno, teniendo en cuenta las necesidades de la Iglesia y de la Orden en cada región.