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  1. La administración de los bienes, en primer lugar, se ocupa de las cosas necesarias para la vida diaria de los frailes y su apostolado; se extiende luego a los edificios en los que la comunidad vive y ora y a sus enseres, y asimismo a su conservación. Es además necesario que una prudente administración también prepare a tiempo una cantidad de capital para atender los casos imprevistos.
  2. La fuente principal de todos estos bienes es el trabajo asiduo de los frailes y la moderación en el uso y en los gastos, aunque aceptemos también con gratitud los donaciones de los bienhechores.