Pasar al contenido principal

28

  1. Nuestros frailes, a pesar de los obstáculos y dificultades que puedan surgir a lo largo de sus vidas, perseveren  fielmente y avancen incansablemente en la continencia. Procuren en todas las coyunturas de su vida una íntima comunicación con Dios mediante una unión de amistad con Cristo, y nútranla con la Sagrada Escritura y con el misterio de la Eucaristía. Robustézcanla también con un filial amor y devoción hacia la Santísima Virgen María, Madre de Dios.
  2. Movidos por el apremio cada día mayor de la caridad de Cristo, es decir, de la amistad divina universal, háganse todo para todos en el ministerio apostólico. Por otra parte, en la vida común de la familia religiosa y apostólica con la que de manera más estrecha se encuentran vinculados por la castidad, cultiven el amor fraterno y la amistad serena.
  3. Conscientes de su propia fragilidad, los frailes no presuman de sus propias fuerzas, sino que practiquen la mortificación y la guarda de los sentidos y afectos, sin temor o pusilanimidad y, tratando a todos con humanidad, desechen de sí, como por instinto espiritual, todo cuanto ponga en peligro su castidad.
  4. Utilicen también oportunamente los medios naturales que sean necesarios o convenientes para la salud del alma y del cuerpo.