Relación de los frailes con otros grupos y asociaciones de la Orden
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Capítulo V
Todos los grupos que constituyen la familia dominicana (cf. n. 1 § IX), partícipes de una vocación común, sirven cada uno a su modo a la misión de la Orden en el mundo.
Las monjas de la Orden, según el propósito de santo Domingo, se dedican totalmente a la comunicación con Dios en su vida religiosa contemplativa, de la cual se nutre la vida apostólica de los frailes como también la de los demás grupos de la familia dominicana, dando testimonio de oración, de silencio y penitencia.
La íntima comunión espiritual de las monjas con los frailes se apoya también en un vínculo jurídico, por el que ellas se unen a la Orden según el modo establecido en sus propias constituciones.
Las hermanas, imbuidas del celo de santo Domingo, dan testimonio del Evangelio de palabra y de obra, unidas en íntima comunión con los frailes en la edificación del pueblo de Dios.
Por lo tanto, los frailes y las hermanas establezcan juntos una colaboración y planificación apostólica.
Nuestros superiores con solicitud fraterna han de prestar toda clase de ayuda a las monjas y hermanas; y los frailes, según la disposición de los superiores las servirán gustosamente con su tarea doctrinal, sacramental y pastoral.
Los miembros de los institutos seculares agregados a la Orden, abrazan la profesión de los consejos evangélicos en el mundo según el espíritu de santo Domingo.
Fomenten los frailes la perfección de sus miembros y el incremento de los institutos, y establezcan con ellos una fraterna colaboración, para que puedan ejercer en el mundo un apostolado fructuoso.
- Las fraternidades laicales de la Orden son asociaciones de laicos que, unidos por un don especial de Dios en el espíritu apostólico de santo Domingo, «se esfuerzan por procurar su salvación y la de los demás» por la profesión de vida evangélica según la forma de vivir adaptada y debidamente aprobada por la Orden conforme a su estado en el mundo.
- Haya también fraternidades de sacerdotes, que procuren informar su vida y su ministerio con el espíritu de santo Domingo.
Procuren los frailes fomentar lo más que puedan esas fraternidades y establecer con ellas una recíproca colaboración, para que el ministerio de la Orden se ejerza con mayor plenitud en los diversos campos tanto de la Iglesia como del mundo.
La estructura y el régimen de las fraternidades se determinan en la regla de las mismas.
Las asociaciones anejas a la Orden, fomentando la renovación de la vida cristiana en el pueblo de Dios, sirven al bien espiritual de los fieles y al mismo tiempo prestan su colaboración a la Orden en algún apostolado especial (cf. Apéndice n. 4).
Procuren, pues, los frailes promover las cofradías de la Orden, principalmente la del Santísimo Nombre de Jesús y la del Rosario, y también nuestras asociaciones, teniendo en cuenta las circunstancias de tiempo y lugares, para que se adapten a la utilidad de los fieles. En cuanto a su estructura y régimen, acátense sus estatutos.